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martes, 7 de abril de 2015

¿LUZ O SOMBRA?


                                                                 Foto de Mehdi Ghadyanloo.


Hoy me gustaría hablaros de la sombra en arquitectura. Y su opuesto, la luz.

Tadao Ando, Le Corbusier y Alberto Campo Baeza son algunos de los arquitectos que la utilizan con gran maestría.

La luz puede ser utilizada como un elemento más e incorporarlo al proyecto, aunque sea intangible, no sólo como cualidad decorativa.

En el Panteón de Agripa en Roma tenemos uno de los ejemplos en el que se crea un juego interesantísimo de luz y sombra.
Es considerado por algunos como el edificio más bello del mundo; por algo es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

La luz, tanto natural como artificial, se puede manipular mediante el diseño.
Podemos crear tantos espacios como personas; con luces dramáticas, luces sutiles, con sombras marcadas, proyectar lugares oscuros, lugares semi-oscuros, espacios con luces de colores, luces tamizadas, a contraluz, con fuertes contrastes, con luz moteada, difusa, matizada, indirecta,...

El tipo de iluminación es lo que hará que el espacio nos haga sentir unas emociones u otras, que pueda ser estimulante, lleno de vida, triste, asombroso, deslumbrante, dramático... que nos sintamos estupefactos, cansados, alegres, productivos... sin duda alguna la luz mejora o empeora la calidad de vida de las personas y nuestros estados de ánimo. Nadie es ajeno a ella.

La luz contribuye al ambiente de un lugar sin duda.
No es lo mismo iluminar un aeropuerto que iluminar una iglesia obviamente.

Hay infinitos recursos para conseguirlo, mediante ventanas, rasgaduras, perforaciones, patios, filtros, vitrales, lucernarios, dientes de sierra...

El interior del Panteón es un espacio imponente gracias a su enorme cúpula de 44 metros de diámetro. Para lograr sostenerla, los romanos utilizaron distintas técnicas. 
La proyectaron bastante gruesa, colocaron contrafuertes para reducir su peso, utilizaron diferentes tipos de cemento y también perforaciones en forma de casetones trapezoidales.
La cúpula semiesférica está perforada por un agujero circular de casi unos 9 metros de ancho. 
El óculo central proporciona al interior su única fuente de luz natural y enfatiza la curva del techo a través de un juego de luces y sombras.
Quienes lo hayáis visitado sabéis de lo que hablo.

Tanto las sombras como las luces y la combinación de ambas nos permiten descubrir cualidades diferentes en los espacios, resaltándolos, reforzando volúmenes, dando fuerza a las texturas, a los colores y dotándolos de carácter, serenidad...

No podemos prescindir de la luz ni tampoco de la sombra en la arquitectura puesto que ambas son necesarias para dar riqueza e intencionalidad a los espacios.

Las personas también tenemos luces y sombras.

Nuestras luces son visibles para todos, son nuestras fortalezas, virtudes, habilidades,... en definitiva nuestra mejor cara. Las sombras son invisibles y no todos conocemos cuáles son.

La sombra según Carl Gustav Jung, un psiquiatra suizo muy importante es todo lo que está oculto o inconsciente en nuestro interior y que reprimimos o no reconocemos como nuestro.
Todo lo que negamos o de lo que no nos sentimos orgullosos y que no queremos ser, eso es la sombra. Y si no la aceptamos, seguirá estando, no la veremos pero no desaparecerá.

Cuando trabajé  mi sombra con un profesional, curiosamente por aquella época, proyectaba edificios oscuros, yo no me daba cuenta, pero tenía predilección por los sótanos, por los espacios convergentes, lugares tipo cueva y soñaba con túneles. De alguna forma, estaba reconociendo mediante el dibujo mi parte oculta.

He aprendido que tal y como estás percibes. Si estás en un estado de miedo, tu foco se fijará en todo lo negativo, te enfocarás en todo lo detestable, en las malas noticias, en lo indignante de la sociedad,... y al contrario, verás todo lo maravilloso que te rodea y buscarás lo mejor en todos cuando te sientas en paz contigo mismo y con todo lo que eres.

Así que, aceptemos todas nuestras partes, no sólo las que relucen de nuestra persona, los huecos también, nuestro lado oscuro también, las partes feas también, nuestro Mr. Hyde en particular, álter-ego o como queráis llamarlo ya que, como la arquitectura, la sombra será nuestro distintivo para hacer del espacio, de nosotros, algo potente y sorprendente. 

Ella siempre nos enriquece y nos da poder.

Fijaros en la foto. En la luz es una escalera, en la oscuridad una catedral. No hay sombra sin luz.

¡Amo a mi sombra. Amo a la arquitectura!

martes, 2 de septiembre de 2014

¿CARA A O CARA B?


     Foto: Manos pintadas por Picasso (1935)

"Quien sabe solo de arquitectura, no sabe nada de arquitectura" ; no sé a quien pertenece esta frase pero desde que la leí me intrigó, no lograba entenderla profundamente.

¿Cómo es posible que no sepas nada de arquitectura cuando constantemente estás aprendiendo sobre ella?

Cuando empecé a aprender esta disciplina y con el carácter obsesivo y entregado que tengo me dediqué en pleno a leer fuera de las clases todo lo que podía relacionado con la arquitectura. Poco a poco me fui olvidando de mi tiempo libre y todo se focalizó en un punto. Gran error, aunque entonces no lo sabía.

Devoraba libros, a pesar de no estar a la altura de algunos, pretendía realizar unos bocetos perfectos, dibujos que exploraban poco sino que mas bien querían imitar a los de los grandes maestros que veía en sus biografías. Las conversaciones eran siempre sobre arquitectura con compañeros de mi condición. 

Y ahora con el tiempo me doy cuenta de que ésa no era la mejor manera de aprender, o quizás era la manera del principiante, no lo sé, demasiado rígida pero necesaria para empezar en algo tan complejo. Quizás era eso. Una etapa natural que había que pasar.

A lo largo del tiempo, mi visión afortunadamente fue cambiando, madurando, volviéndose más flexible, iba descubriendo que arquitectura puede ser TODO, que todo está impregnado de ella.

Una gran dama que en realidad, está en todas partes.

Es una forma de mirar que te permite crear cosas y construirlas dado el caso para conseguir objetivos que funcionen.

Es tan abstracto el concepto que puede abarcar muchísimas cosas. 

La moda puede ser arquitectura cuyo resultado es un traje, también la danza con su correspondiente coreografía, las técnicas deportivas que desembocan en un resultado tangible, la tecnología y sus avances, el cuerpo humano con todos sus sistemas trabajando en perfecta armonía, la estética que da lugar a un maquillaje o a un nuevo peinado, las relaciones personales, las familiares, las afectivas y hasta las eróticas,... incluso un guión para lograr llevar a cabo una película, o una novela,... la concepción de un hijo, la gastronomía que nos regala el placer de lo sensorial, cualquier rama artística (escultura, pintura, dibujo,...), la fotografía que captura momentos, la jardinería, el diseño de ciudades, el funcionamiento de la mente y los comportamientos humanos,... 

Todo tiene un sistema de funcionamiento, unas reglas, pero a la vez existe un margen de creación individual que aporta la propia persona ya que todos tenemos una huella dactilar diferente y por tanto, dejamos, (queramos o no), nuestro sello en lo que hacemos, nosotros decidimos como utilizar esos conocimientos.

Visto desde esta óptica es mucho más interesante ¿no?
Porque las cosas encajonadas no pueden disfrutar de lo inabarcable si las mantienes encerradas. Es obvio. Pero como me costó comprenderlo e integrarlo.

Todo puede ser susceptible de convertirse en una idea que te lleve a crear un proyecto, te puede suceder escuchando una canción, en una simple conversación, en una situación cotidiana, en un sueño, en un libro,... es cuestión de estar super atento, ponerle creatividad y luego actuar.

Ahora sé que tenemos mucho campo de acción, que la arquitectura es multidisciplinar, eso es lo bonito y que hay espacio para todos. 

Lo que creamos habla de nosotros ¡siempre!

Y como somos seres emocionales y no racionales (por mucho que se empeñen algunos) podemos construir o destruir, a veces de forma intencionada y otras tantas de forma inconsciente, dominados por nuestro inframundo particular.

Si lo hacemos en positivo, construimos, si es en negativo, destruimos. 
Asi que, ¿qué elegimos?

¿Malas o buenas relaciones? ¿Violencia o armonía?
¿Buena apariencia o dejadez? ¿Limpieza o suciedad?
¿Paz o rencor? ¿Flores o maleza?
¿Aceptación o crítica? ¿Alegría o malhumor?

Los arquitectos tenemos 2 partes en nuestro interior, simplificando, podemos construir edificios y/o derribarlos.

Sospecho que cualquier profesión que desempeñemos en la vida siempre va a tener 2 caras.
Una vez un señor X me habló de ecuaciones que nadie quiere ver pero que lo son porque tienen la misma energía.
Los bomberos son en realidad pirómanos, los cirujanos asesinos, los banqueros ladrones, los fotógrafos voyeaurs y los psiquiatras neuróticos. Me hizo pensar y me pregunté que sería un arquitecto en su versión degradada.

Gracias a mi coach, pude identificar mi parte más irracional y destructora, y al aceptarla dejó de sabotearme. 

Es mi cara oscura, mi cara B. Y no hay que asustarse porque todos la tenemos; es mejor que sepamos que está ahí y que también somos eso. No darle mucha importancia y nunca pelearnos con ella porque nos ganará.

¡Te quiero cara B!